martes, 29 de noviembre de 2011

LA PEDAGOGÍA COMO PRÁCTICA POLÍTICA. Ponencia presentada en la cátedra de PEDAGOGÍA, UNQuilmes, profesora Cecilia Elizondo, semestre de primaverra de 2011

La pedagogía, disciplina que podemos definir como el estudio del sujeto escolarizado, nació junto con las sociedades burguesas y el capitalismo. Es ineludible pensarla en relación a la sociedad, pues cuando se decidió disciplinar los cuerpos y las mentes para el trabajo en las fábricas, aparecieron las escuelas para la educación de los niños, en su variante pansófica (Comenio) y en su variante clasista (Locke).  No es banal indagar en las convicciones religiosas que cada uno portaba: Comenio pertenecía al luteranismo, y para esta religión, todo hombre es sacerdote: se trata de la doctrina del sacerdocio universal; en el caso de Locke, que era anglicano, el carácter sumamente clasista de esta religión, que comparte en grado sumo con la iglesia católica la idea  de una casta sacerdotal: se trata de la doctrina del sacerdocio particular. Entonces en el tipo de sociedad estratificada y clasista que imaginaron las iglesias católica y anglicana ¿quiénes iban a ser los destinatarios del saber? Pues los sacerdotes y  las castas privilegiadas.
En el paradigma luterano, los sujetos del saber serán todos y el objeto a transmitir todo el conocimiento posible. Tomemos nota de que el luteranismo fue atravesado por la Ilustración, mientras que el catolicismo y el anglicanismo no lo fueron.
En síntesis,  la escolarización que como tal aparece junto a la burguesía como clase dominante y al capitalismo como modo de producción, desde el principio tuvo un modelo que propiciaba la inclusión y otro que propiciaba la exclusión (o al menos, la reproducción de las desigualdades).
En nuestro país predomina el modelo incluyente que diseñó  el checo Jan Comenios, un obispo luterano del siglo XVII. Como sabemos, prácticamente todo los que nos aparece como “la escuela” moderna: desde el aula, el libro de texto, la gradualidad, y es más, en nuestro país la gratuidad de la enseñanza como una carga que el Estado debe asumir para garantizar la educación de los pobres, viene del diseño de la escolaridad que escribió en su Didáctica Magna este autor.
Al hecho de que un discurso sobre la educación de tan larga data, se lo vea naturalizado aun cuatro siglos después, se lo ha denominado “transdiscursividad”. Es preciso notar que con este concepto, se iluminan ciertas cuestiones, pero se borran otras, como el carácter incluyente de la escuela pública sostenida por el Estado, que el luteranismo, una religión iluminista, impregnó a esta dimensión pedagógica del capitalismo.
En cambio, en el modelo Británico de Locke, los niños pobres, hijos de obreros, no tenían derecho a una educación integral, sino sólo en oficios. Incluso desde los tres años de edad en las parroquias que los albergaban debían aprender un oficio y trabajar nos sólo para disciplinarse hacia un futuro cantado de obreros manuales, sino para sostener con su trabajo a las mismas parroquias. Esta imagen nos muestra a todas luces que la idea de la escolarización de Locke privilegiaba el sentido de “propiedad” antes que el de la  “libertad” (una aclaración no banal dado que Locke es el padre fundador del liberalismo moderno y sus libros fueron los predilectos de los partisanos de la UCEDÉ para que el ingeniero Alsogaray los autografiara en cada una de sus  conferencias).
¿Vale la pena acentuar que son posiciones pedagógicas ideológicamente diferentes desde el punto de vista político? Creo que sí, porque muchas veces, con la metáfora de que la escuela comeniana fue el comienzo del dibujo de una “institución de secuestro”, y los análisis que ponen el acento en que aún pública y laica las escuelas reproducen la desigualdad, se pierde el potencial enorme de las diferencias entramabas concepciones.
 El luteranismo, un emergente de la Modernidad, tan vapuleada hoy por los pensadores posmodernos, cuyas críticas al poder se quedan en meras críticas a dispositivos discursivos, olvidando que la clave del capitalismo es la fetichización  de la mercancía y de allí la fetichización de todas relaciones. En términos menos marxistas o freudianos, podríamos incluso usar el término “naturalización del dominio”.
Hoy, cuatro siglos después de estos primeros esbozos de la pedagogía del modo de producción  capitalista,  mientras asistimos a una nueva crisis del mismo, sin saber si se recuperará como hasta hoy lo ha hecho, como un ave fénix de las cenizas. Todavía nos cabe enfatizar que la educación, aun en al capitalismo, puede ser absolutamente clasista y excluyente, como en el modelo de Locke, o puede ser inclusiva, como en el modelo de Comenios.
Escribe Slavoj Zizek:
Podemos describir a este capitalismo tardío en el que vivimos, como un estado de crisis financiera permanente que legitima los pedidos de recorte del gasto social, de la asistencia médica, del apoyo a la investigación cultural y científica.  En síntesis se trata del desmantelamiento del Estado de Bienestar ¿pero acaso esta crisis permanente es un rasgo objetivo de nuestra vida socioeconómica? ¿No se trata más bien de uno de los efectos de la ruptura del equilibrio en la “lucha de clases” hacia el capital, que es el resultado del papel creciente de las nuevas tecnologías y de la internacionalización directa del capital, con la consecuente disminución del rol del Estado-Nación, que tenía más posibilidades de imponer ciertas condiciones mínimas y ciertos límites a la explotación? (…) incluso un intento modesto para resdistribuir la riqueza más allá del límite aceptable para el capital conduce “efectivamente” a crisis económica, inflación caída de ingresos, etc. De cualquier forma uno siempre debe tener en cuenta que entre la “causa” (el gasto social creciente) y el “efecto” (la crisis económica) no hay una relación causal objetiva directa: ésta siempre se halla inserta en una situación de lucha y antagonismo social. El hecho de que si uno no obedece los límites impuestos por el capital “verdaderamente se desencadena” una crisis, no “prueba” en modo alguno que esos límites sean una necesidad objetiva de la vida económica. Más bien debería verse como una prueba de la posición privilegiada que tiene el capital frente al trabajo, en la lucha económica y política, como ocurre cuando un compañero más fuerte te amenaza con que si hacés X, vas a ser castigado por Y, y luego, cuando estás haciendo X, efectivamente resulta Y.[1]
Esta descripción de un capitalismo salvaje,  a quienes abogamos por una democracia radical y una educación inclusiva,  no puede dejarnos inermes con la excusa de que el capitalismo siempre resucita de sus cenizas.  Sea lo que fuere del capitalismo  que cruza nuestras subjetividades desde hace 4 siglos, lo cierto es que en esta etapa viene por la educación pública, única garantía de promover una educación igualitaria e inclusiva, de formar ciudadanos que promuevan el cambio y la verdadera libertad.
          El Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires, va por ese camino: los montos que dedica a subvencionar a la educación privada están igualando a lo que se dedica a la educación pública obligatoria en general. De modo que los colegios públicos de Buenos Aires se están transformando en un “aguantadero” de niños y adolescentes pobres, a quienes se quiere transmitir una educación “universal” sin tener en cuenta sus trayectorias socio culturales previas: la pobreza, la inmigración, la explotación, y hasta el maltrato de la sociedad a ellos e incluso de los propios padres agobiados por la explotación y el cansancio. Para la enorme cantidad de niños y adolescentes que asisten a los colegios públicos de la ciudad de Buenos Aires, los nombramientos docentes son cada vez menos y próximamente, las Juntas Calificadoras, integradas por docentes y sindicatos, serán reemplazadas por una elección a dedo desde el gobierno de turno.
¿Asistiremos así  a la emergencia de unas nuevas escuelas de oficios para los hijos de los inmigrantes pobres y de los argentinos pobres, como lo soñaba Locke, lo que  tal vez esté en el imaginario del Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y toda su claque denominada PRO?
Las condiciones están dadas para que un quiebre clasista en la concepción de la sociedad argentina (históricamente  la más democrática socialmente  de Latinoamérica) comience en la Capital Federal: desde que se descentralizó del Estado Nacional el diseño curricular y los contenidos dejándolos a merced de los Estados provinciales;  y desde que el sueldo de los docentes de la ciudad de Buenos Aires, una de la ciudades más caras del mundo, es la tercera parte de los sueldos docentes de la Provincia de Buenos Aires, en términos nominales.
Es hora de que comencemos a trabajar para lograr una igualdad que incluya un diversidad[2] pluricultural, o sea que incluya las diferencias dentro de la igualdad (contra la interculturalidad que esconde el etnocentrismo “al no poder realizarse en  condiciones ideales de diálogo libre entre iguales”[3]). Al respecto escribe Ramón Flecha:
(…) Se parte del cuestionamiento de los principios modernos de la igualdad, libertad y fraternidad universales. La relación entre culturas en los dos últimos siglos en el marco de la modernidad es considerada como una dinámica de destrucción de culturas, identidades, pueblos y personas (…) la escuela es considerada como un arma crucial en ese proceso de exclusión y destrucción. [4]
Esta crítica clásica al mecanismo reproductor de las desigualdades que propicia la escuela, tal como la vemos, nos obliga a repensar la pedagogía en términos de una igualdad que no destruya las diferencias, un desafío para quienes luchamos por el objetivo de una igualdad educativa, habida cuenta de conservar un delicado equilibrio ente igualdad y diversidad porque: si hay más igualdad y menos diversidad se tiende al consumo desigual de un modelo homogéneo de cultura; por el contrario si hay menor igualdad y mayor diversidad, se termina trabajando a favor de los efectos exclusores que de los igualadores.
El tema es complejo, pero ineludible pensarlo. La mundialización del capital financiero montada sobre la ilusión de un “capitalismo libre de fricción” que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación,  donde aparece una ideología del capitalismo del ciberespacio, como un medio e intercambio transparente, sin  el lastre de materialidad[5], puede confundirnos y llevarnos a pensar que los TICs son una herramienta de igualación y no de reproducción de las desigualdades, como de hecho lo han sido en  este capitalismo tardío que vivimos. Así, como los flujos de poblaciones pueden hacernos creer que el etnocentrismo desaparece en el mundo globalizado y que al multiculturalismo reinante se lo puede resolver fuera de la escuela.
Toda intervención es política. Toda pedagogía es una intervención política, de derechas o de izquierdas. Quienes buscamos el objetivo de la igualdad educativa, debemos entender que ésta es una parte de la igualdad social, en una sociedad que se va complejizando con actores de diferentes culturas a quienes debemos el derecho a la ciudadanía. Por ello es imprescindible no cerrar la escuela en sí misma sino abrirla a la lucha cultural de los nuevos movimientos sociales. Comprometidos con la transformación social, los educadores debemos ser agentes sociales militantes fuera de la escuela también. Debemos ser intelectuales, curiosos, creativos, para lograr nuevas prácticas y teorías alternativas que nos sirvan para nuestro objetivo de una democracia radical.
Sabemos que el oponente es muy poderoso: nada menos que el capital financiero etnocéntrico, excluyente, sexista,  clasista y privatista. Pero juntos y comunicados seremos más que él. Con ello, quiero decir, es posible militar en el barrio, fuera de la escuela. También introducir el barrio y la militancia en la escuela.  Leer y transmitir las lecturas, ayudar a producir escrituras de los otros que hablen sobre sus identidades, deseos y faltas. De la praxis surgirán los conceptos que nos posibiliten la integración y el crecimiento de nuestros mejores valores.
Solo podemos encontrar las respuestas en la acción y tal vez de ese modo podamos impedir que nuestra escuela pública se transforme en reproductora de pobres, tal como parece venir la mano en la ciudad autónoma de Buenos Aires. En las condiciones de crisis de este capitalismo tardío, la pedagogía tiene que incorporar la militancia por la igualdad en la diversidad de manera ineludible.  

Mario Cardoso
Legajo 24.128
DNI 11.897.711


[1][1] ZIZEK, SLAVOJ, Multiculturalismo o la lógica cultural del capitalismo multinacional en FREDRIC JAMESON, Estudios culturales: reflexiones sobre el multiculturalismo. Buenos Aires, PAIDOS, 2008
[2] Flecha, Ramón. Las nuevas desigualdades Educativas, en Nuevas perspectivas críticas en educación. Paidós Educador. Material de la Cátedra.
[3] Ibídem Pág. 72
[4] Ibídem Pág 71
[5] Zizek, Slavoj, Obra citada, Pág. 154

Ponencia presentada en el Congreso de Pedagogía de la UNQuilmes 2011: EDUCACIÓN COMUNICA

La pedagogía: una disciplina no  alcanzada por el positivismo.
Autor: Mario CARDOSO CERUSICO
cardosocerusico@gmail.com
RESUMEN: La idea de este ensayo es la de señalar que el hecho de que la “pedagogía” como disciplina no haya sido alcanzada por el positivismo que erigió a todas las disciplinas en ciencias, abre un abanico de posibilidades muy ricas para el análisis político. Ríos de tinta han corrido para encontrar un objeto y un método (generalmente el hipotético-deductivo pergeñado por Karl Popper) para la sociología, para la antropología, y hasta, en algún momento, que duró poco,  para la literatura y la historia. Afortunadamente a nadie se le ocurrió transformar en ciencia a la filosofía (salvo a algún positivista perdido que la denominó “la madre de las ciencias”).
Esta fortuna que la pedagogía comparte con la filosofía, con la historia, y con la literatura,  la transforma en una disciplina histórica que permite ver a su través las ideas políticas que la han atravesado en cada período. Y también, los casos en los que ideas antiguas se han naturalizado tanto, que parecen un invento reciente, es decir, la posibilidad de rastrear su “transdicursividad”.
En síntesis, trataremos de reafirmar el carácter político de la pedagogía a través de su historia y en la contemporaneidad. Para ello, en apretada síntesis, recorreremos las condiciones sociales de producción de la escuela, a saber, la invención de “la infancia”, el reemplazo de la familia gentilicia por la familia nuclear, los padres fundadores de la pedagogía, Comenio, Locke y Rousseau y cómo hasta las ideas religiosas de cada uno influyeron en la consideración del sujeto pedagógico, en Europa, Argentina, y las diferencias con el mundo anglosajón, que se replican en países latinoamericanos como Chile, Perú y Colombia.

1.  La infancia

Es notable que el concepto de “infancia”, tan naturalizado hoy, esté datado históricamente.
Hasta fines del Medioevo, el “niño” no era considerado como tal, sino como “un hombre pequeño”. Se lo vestía igual que a un adulto, replicando en miniatura sus vestuarios de varón o mujer. En síntesis, la “infancia” tiene su historia, el concepto fue surgiendo paulatinamente, de modo que sus contemporáneos jamás pudieron percibir este cambio de mirada[1].
La historia del “niño”, como la de “la familia”, parecen estar entrelazadas con el “tránsito de la familia gentilicia a la familia nuclear”, que se produjo lentamente desde la familia gentilicia romana, hasta la nuclear que surge en los siglos II y III, y con ésta surge también una nueva dimensión psicológica y moral del matrimonio y la familia que no tenía el mundo romano. Dimensión moral que de ninguna manera fue propuesta por el cristianismo, sino que éste se apropió de ella[2].
Los tiempos duros de ciudades y castillos fortificados que comienzan en el siglo VI hacen que caigan las relaciones de “derecho público” de las antiguas polis y se sustituyan por “vínculos de dependencia” de lealtad personal que se sancionan con símbolos fastuosos; pero la fidelidad más segura será la de la sangre, lo que tendrá como consecuencia un revalorización del niño y de la fecundidad. [3].
Del abandono del niño recién nacido en Roma, correlato del aborto en nuestros tiempos, absolutamente legalizado por la costumbre,  llegamos paulatina e insospechadamente a los siglos XVII y XVIII cuando se criminaliza el infanticidio, se prohíbe el abandono de los recién nacidos y los abortos se persiguen judicialmente.
Esta revalorización se traduce también en la atención que se le presta al infante, lo que conlleva un descubrimiento de la infancia, que incluye sentimientos de ternura, de afecto y de pensamiento desde los adultos hacia los niños; lo que directamente se ligará a la idea de educación del niño y al desarrollo de estructuras educativas separadas –de los adultos-  para los niños y adolescentes.
En síntesis, en confrontación con las opiniones de aquellos historiadores del siglo XVIII que suponían que la sensibilidad hacia el niño pertenecía a la naturaleza humana, hoy sabemos que ese “sentimiento” se generó gradualmente a partir de los siglos XII-XIII y se impuso definitivamente en siglo XIV: [4] “La muerte infantil, que durante mucho tiempo fue provocada, y más tarde aceptada, llegó luego a  ser absolutamente intolerable. Quizá no nos damos cuenta hasta qué punto es reciente esta actitud”[5]. Lo cierto es que esa “sensibilidad hacia el infans históricamente datada, podría ciertamente cambiar con el devenir histórico.

2.  ROUSSEAU y LOCKE

Bajo el optimismo del siglo de las luces y bajo la influencia de Rousseau parece haber prevalecido la ternura hacia el niño durante el siglo XVIII.
Un libro emblemático sobre la educación Emilio o De la educación salió a la venta el 24 de mayo de 1762. Ese mismo verano Rousseau, su autor, tuvo que salir huyendo porque “el Parlamento había librado una orden de arresto en su contra, disponiendo que el Emilio fuese desgarrado y quemado en el patio del Palacio, al pie de la Gran Escalera, por el ejecutor de la Alta Justicia. París tenía una habitación reservada para Rousseau: una celda en la conserjería.”[6]
El escándalo se suscitó debido a una sección que contiene la famosa Profesión de la fe del vicario Savoyano,[7] que fue interpretada como la propuesta de una religión natural, sin sometimiento a una verdad revelada o a la guía de la Iglesia Católica. Rousseau era un anticatólico acérrimo (como buen calvinista), aunque esto no lo hizo menos clasista que la idea del mundo que desparramó el catolicismo.
Fuera de este episodio, el Emilio tuvo una recepción extraordinaria en Francia.
Su propuesta pedagógica surge de ese “estado de naturaleza” - que es pureza y virtud para Rousseau-  en el que se encontrarían los niños,  y que la educación libresca destruiría.
La idea básica es que el niño se educa solo fuera de la ciudad, en compañía de la naturaleza campestre y disfrutando de la libertad de su cuerpo, que debe “ser vigoroso” (…) “robusto” (,,,) “para que pueda obedecer al alma” (…) “Un cuerpo débil debilita el alma”. [8]
En síntesis, el Emilio es un libro centrífugo de ideas dispersas, pero en lo que respecta a la “pedagogía” que propone, podemos decir que es consecuencia de la idea de que la naturaleza es más sabia que la civilización, entonces, la educación del niño será tanto mejor cuanto más cerca de la naturaleza se produzca: individual y fuera de libros e instituciones:
Al principio de la vida que son inactivas la imaginación y la memoria, solo está atento el niño a lo que hace impresión en sus sentidos y como esas sensaciones son los primeros materiales de sus conocimientos, presentárselas en un orden conveniente es disponer su memoria a que un día se las exhiba en el mismo orden a su entendimiento; pero como sólo atiende a sus sensaciones, basta primero mostrarle con distinción la conexión de estas mismas relaciones con los objetos  que las causan. Quiere el niño tocarlo todo, manejarlo todo, no nos opongamos a esta inquietud, que a ella a de deber el más indispensable aprendizaje; (…)[9] Sin estudiar en libros, no por eso permanece ociosa la especie de memoria que puede tener un niño; retiene y se acuerda de todo cuanto ve, de todo cuanto oye, guarda dentro de su cabeza un protocolo de las acciones y los discursos de los hombres; [10]
Más allá de este núcleo educativo naturista (por no decir pedagógico, que,  como veremos,  está más asociado a las instituciones educativas), llamativamente el libro abunda en citas a Locke,  quien escribió un libro anterior sobre educación también célebre, Algunos Pensamientos sobre la Educación en 1693. Sería interesante, en algún momento,  comparar las similitudes entrambos: los dos estaban en contra de los castigos físicos en la educación, a favor de la educación física, en contra de la educación de los pobres y a favor de que antes del concepto de “libertad” está el concepto de “propiedad”. Analizar estos encuentros, y verificar diferencias  sería un buen aporte para  actualizar el pensamiento liberal tan eurocentrista y anticomunitarista, enmascarado en un pretendido multiculturalismo en nuestros días.
Vis a vis resulta notable observar coincidencias con Locke sobre la propiedad privada en el Emilio: “Por lo tanto, la primera idea que se le ha de dar, no tanto es la de la libertad cuanto la de la propiedad; (…) “Tratase de llegar al origen de la propiedad,” (…) “En este ensayo sobre el modo de inculcar a los niños las nociones primitivas, vemos cómo naturalmente sube la idea de propiedad al derecho del primer ocupante por trabajo.” (…) “Desde aquí hasta el derecho de propiedad y las permutas no falta más que un paso” (…)[11]

3.  COMENIO

Jan Amos Comensky (1592-1670) nacido en la actual República Checa fue profesor y rector de universidades en Moravia y obispo de los moravos. En 1638 fue invitado a Suecia para participar en las reformas educativas. El gobierno inglés le hizo una invitación similar, pero poco ante de la Guerra Civil inglesa se marchó de la isla para volver a Suecia donde trabajó hasta 1648. Luego transitó por Polonia, Hungría y Holanda.
Se lo conoce por su libro Didáctica Magna y por este libro es considerado “el padre de la pedagogía moderna”, puesto que los principios de enseñanza que allí estableció se conservan hasta nuestros días tan “naturalizados” que parece que toda enseñanza debería realizarse en el contexto pedagógico que su libro diseña.
No es banal señalar que Comenios era luterano (a diferencia de Rousseau que era calvinista y de Locke que era anglicano), puesto que su concepción de quiénes deberán ser los sujetos de la educación difiere enormemente de la de aquellos. Habida cuenta de la relación que estableció WEBER entre la Ética Protestante y el Nacimiento del Capitalismo, sería interesante ver la relación entre el Capitalismo Europeo (exceptuando a Inglaterra y Francia), particularmente alemán,  y la pedagogía comeniana. Además,  excepto en Gran Bretaña, la pedagogía comeniana es la que ha imperado en el resto de Europa hasta la actualidad.
Mariano Narodowsky afirma que en los textos de Comenios  “se despliegan varios de los dispositivos fundantes de las relaciones educativas instaladas en la pedagogía” (…)  [al tiempo que también] “se desliza en forma suave, casi imperceptible, un esbozo de construcción de una institución de secuestro. [12]
 Aquí podemos ver dos cosas: primero el señalamiento de  que la imagen del niño pedagogizado, se ha naturalizado contemporáneamente al punto de que un discurso del siglo XVII (el de Comenio) se percibe como actual (lo que roza, según Narodowsky el concepto foucaultiano de “transdiscursividad”)[13] Al respecto, sería necesario puntualizar que esa transdiscursividad se transforma en un fetichismo que oculta, deshistorizado, el sentido más progresista de la impronta Comeniana y segundo, consecuencia de lo anterior, que despojado de su origen luterano,  queda sólo el esbozo de una “institución de secuestro” imagen un poco sórdida, de lo que en un principio pudo ser sólo la metáfora de que a partir de Comenio, la educación se realiza fuera del ámbito natural de pertenencia del niño que es la familia; e incluso fuera del ámbito del tutor –entre medio de la familia- que propone Rousseau.

4.  ENSEÑAR TODO A TODOS: EL IDEAL PANSÓFICO vis a vis EL IDEAL CLASISTA DE LOCKE Y ROUSSEAU

En el capítulo X de la Didáctica Magna, Comenio se propone demostrar que “en las escuelas hay que enseñar todo a todos”[14],  a este lema se le ha dado el nombre de utopía pansófica,
Si ponemos el acento en “todos” la utopía pansófica  contrasta absolutamente con las concepciones de Locke[15] y Rousseau, para quienes la enseñanza debía ser diferenciada; más aún, para ambos, los pobres no tenían derecho a la enseñanza. El sujeto pedagógico al que ambos se referían era el “gentleman”, e incluso Locke consideraba que hasta que el sistema escolar no se reformase, un caballero debe tener su hijo en su propio hogar formándolo con un tutor. Recordemos nuevamente que Comenios fue luterano, lo que significa  que, contra el catolicismo,  creerá en la doctrina del “sacerdocio universal” de todos los individuos y no de una élite. Mientras que el catolicismo y más aún el anglicanismo conservaron la idea de un “sacerdocio particular”, esto es restringido al clero. Así, Comenios rompe con la tradición medieval de priorizar teología y escolástica sobre las artes liberales, y hacer éstas disponibles a todos, puesto que todo ser humano es imagen divina.   
No es en Algunos pensamientos sobre Educación donde Locke hace explícita su posición clasista con respecto a los pobres, sino en su Ensayo sobre la ley de pobres donde lamenta que los hijos de los trabajadores, normalmente una carga para las parroquias, sean mantenidos sin trabajar hasta los 12 o 14 años, por lo cual sugiere que se establezcan “escuelas de trabajo” para los niños pobres en cada parroquia de Inglaterra, con el fin de que “desde la infancia (tres años) conozcan el trabajo” lo cual no sólo sería rentable para la parroquia, sino también serviría para inculcar una ética del trabajo en los pobres.
Volviendo a Comenio, si en cambio ponemos el énfasis en “todo”, la palabra nos remite al subtítulo del capítulo “La enseñanza en las escuelas debe ser universal”, y con esto se refiere a que deben enseñarse todas las artes y ciencias en las escuelas; no se refiere a los conocimientos acabados y eruditos de un especialista, se refiere en cambio a que, sin llegar a la minuciosidad del estudio especializado, todos deben conocer los fundamentos y principios de todas las cosas.
Esta radicalidad del “todos” que en diversos capítulos se amplía a “todas las edades” en edad de escolarización, “a los dos sexos” y finalmente “a todas las clases sociales”, como anticipábamos, y siguiendo a Mariano Narodowski[16], “es un carácter fundacional altamente relevante”, es “uno de los rasgos más revolucionarios de la pedagogía comeniana” que a la vez se ha transformado en “un postulado ya tradicional de las proclamas político-educativas actuales”.
Es en el libro PAMPEDIA (Paideia)[17], donde Comenio explícitamente justifica el sentido de por qué educar a todas las clases sociales de todas las nacionalidades, de todas las edades y de todos los sexos, sean ricos, pobres, plebeyos o nobles. Aquí “todos” lo define así: “las naciones, los estados, las familias y personas sin excepción, porque todos tienen ante sí la vida eterna”. “Todo”: “en todas las cosas”. Finalmente la palabra “totalmente” la define como “relación con la verdad, por la cual cada uno, rectamente formado siguiendo el camino recto, escape a los precipicios del error”(…) Como podemos ver, Comenio al diseñar su pedagogía se inspira en el ideal del sacerdocio universal del luteranismo.
Esta utopía  pansófica de educación implica muchas cuestiones políticas, como la necesidad de “desprivatizar” la educación, en una relación abarcadora que irá desde el hogar hasta la totalidad del Estado.
En síntesis, de todos las cuestiones de la pedagogía comeniana que subsisten naturalizadas como “la escolarización”, (simultaneidad sistémica , gradualidad, la enseñanza mixta[18], incluso la enseñanza con el libro de texto con apoyatura de imágenes[19]),  el núcleo más importante desde el punto de vista político es el de la “desprivatización de la enseñanza” lo que implica que “La educación escolar será transferida a la esfera pública”[20], (…) “: lo cual requiere de un dispositivo de alianza entre los adultos en cuestión: los padres y los maestros”[21],  es decir,  un acuerdo en el que los padres transfieren su potestad sobre los niños a los maestros, pero sólo en el aspecto educativo, y finalmente la “extensión generalizada de establecimientos escolares en todo el territorio (simultaneidad sistémica) requerirá fundamentalmente un Estado como árbitro de ese acuerdo entre padres y maestros, pero no sólo al modo de administrador en última instancia, sino a través de una ayuda económica que ese estado debe proveer para garantizar la educación de los pobres.
Nuevamente, he aquí la impronta política a analizar con respecto a los otros sistemas educativos privatistas y clasistas que actualmente subsisten en los Estados Unidos, y varios países latinoamericanos siguiendo el modelo norteamericano.
En una especie de exhorto al erario público, y en una relación muy nítida con su origen luterano Comenio dice:
Se indica el camino verdadero, cierto, seguro de reunir abundancia de varones que con sus invenciones sirvan a su patria sin cesar unos después de otros. Lutero, de insigne memoria, exhortando a las ciudades alemanas a erigir escuelas, escribe acertadamente: ‘Por cada moneda de oro que se gasta en edificar ciudades, fortalezas, monumentos y arsenales, deben gastarse cien en instruir rectamente a un solo adolescente, que hecho hombre para todo lo honrado, pueda servir de guía a los demás. Un varón bueno y sabio, continúa, es un preciosísimo tesoro de toda República, en el que se encierra más que en los palacios suntuosos; más que en montones de oro y plata; más que en las puertas de bronce y en las cerraduras de hierro (En lo que Salomón concuerda con la Iglesia 9.13)’ (…)”[22]

4 NORMATIVIDAD DE LA PEDAGOGÍA

Felizmente podemos decir siguiendo a Mariano Narodowsky[23] que la pedagogía no fue alcanzada por el positivismo que erigió a todas las disciplinas en ciencias.
Como anticipamos en la introducción, la eterna disputa por un objeto y un método para cada disciplina con tal de que pueda decirse de ella que es “una ciencia” es un modelo desgastante que ha derrochado ríos de tinta en papers para demostrar la “cientificidad” de todo.
Incluso se comete la torpeza de denominar “Departamentos o Facultades de Ciencias Humanas”, como el de la Universidad de Tandil, o en los nuevos posgrados en Filosofía y Letras de la UBA, denominados “Posgrados en ciencias humanas”: como si la literatura, la filosofía o la historia pretendieran el estatus de “ciencia”. Se trata de disciplinas que tiene un objeto y diferentes “discursos” para abordarlo, que no es, el método hipotético-deductivo de Popper.
Hace unos 25 años se publicó un libro polémico Metahistoria cuyo autor, Hayden White, dice en una entrevista[24] lo siguiente:
(…) el momento de Metahistoria era el momento del estructuralismo. Éste es un trabajo estructuralista, es decir, hace un tratamiento estructuralista de la escritura histórica. Si goza de alguna originalidad es porque considera a la historiografía más como forma de escritura[25] que como reporte de una investigación realizada. Lo que a mí me permitió hacer el estructuralismo fue tratar a la escritura histórica como discurso; a la investigación histórica, a la cultura histórica, a la cultura o a la conciencia histórica más como un tipo de discurso que como un tipo de ciencia. Foucault hace la distinción entre ciencias, discursos y artes. Para responder a la pregunta ¿es la historia una ciencia? o ¿es la historia un arte? las teorías modernas del discurso afirman que hay una tercera alternativa: existen ciertas disciplinas o profesiones como el psicoanálisis, el cual no es una ciencia, ni tampoco un arte, sino un discurso, de la misma forma en que la astrología, o la alquimia, podrían ser consideradas un discurso. Hay que admitir que, estrictamente hablando, el proyecto de convertir a la historia en una ciencia en sentido riguroso ha fracasado. La historia no es una ciencia, es una disciplina en tanto que está profesionalizada. Sin embargo, personas de muy diversas profesiones y de diversas disciplinas tenían interés en hablar acerca de la historia, del pasado y de la relación del pasado con nosotros, por ejemplo: el psicoanálisis está basado primeramente en un interés por relacionar el pasado de la persona con su presente. Esto me permite tratar a la historia como un discurso.(…)[26]
Parafraseando a White, y siguiendo a Narodowski y Baquero[27] podemos decir que la “pedagogía” más que una ciencia, es un “discurso transdiscursivo” que instauró Comenio en el siglo XVII, y que señala unos “ideales educativos” como elementos principales de ese discurso. O de otra manera, podemos decir que el discurso pedagógico instala “utopías”, “métodos a seguir” para alcanzar las metas que se propone.
Así la pedagogía “construye normas, explicita normalidades; en fin, normatiza” (…) es por eso que la pedagogía no ha sido ganada por el paradigma positivista instaurado en las ciencias humanas o sociales a mediados del siglo XIX”[28] La explicitación lisa y llana de los objetivos deseables y no deseables traspasó la crítica positivista y puso a esa normatividad (considerada “pre científica” para los positivistas) en el centro del discurso pedagógico al punto de que para autores como Narodowski y otros la normatividad se constituye en la característica epistemológica nuclear de una teoría pedagógica. Así, prevalece en el discurso educacional como significado fundante el tema de las “metas” para determinar “cuáles son los aprendizajes ‘verdaderamente’ educativos y cuáles no lo son”. En síntesis hay una prevalencia axiológica por sobre el positivismo[29].

5.     NORMALIDAD EN LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS

Ahora bien, si como dijimos el discurso pedagógico desde sus metas o ideales normativiza cuáles son los aprendizajes “verdaderamente” educativos y cuáles no lo son[30], se trata de un dispositivo que niega prácticas que no se ajustan al ideal pedagógico, por lo cual no se encuadran en las normativas que estos ideales construyen.
Así, desde el discurso, se producen formas de exclusión, de integración, de segregación, y además es un discurso que con su poder normatizador es capaz no sólo de determinar calidades, beneficios y perjuicios, sino normalidades y patologías. Y aquí ya no estamos en el orden del discurso, sino en el orden las cosas.
El discurso pedagógico se refiere a un sujeto que aprende en el contexto de la vida escolar. Este sujeto es un sujeto comunitario y en tanto tal se diferencia del sujeto psicológico, del sujeto psiquiátrico, del sujeto biológico (Aunque cada uno de esos discurso le marque un límite) La competencia de discursos psicológico-psiquiátricos en el ámbito pedagógico genera tensiones entre la diversidad discursiva, por ejemplo, formas de evaluar y medir centradas en desempeños individuales, descontextuados de las situaciones de producción. En palabras textuales y definitivas de Mariano Narodowski:
(…)“tensión al fin entre el lugar del sujeto y la trama de discursos y prácticas en las que se constituye de la que no dan cuenta los modelos que toman “lo social” como “variable” o “factor” externo al sujeto, como un contexto y no como su verdadero texto”.(…) [31]

6 Conclusión: La pedagogía como modelo axiológico de intervención política.

Por lo dicho hasta ahora resulta  bastante pertinente al ámbito de la pedagogía un análisis foucaultiano en términos de “dispositivos discursivos del poder”,  porque entender cabalmente el carácter histórico y valorativo de la pedagogía nos ayudará a pensar el modelo de sociedad que sustenta cada una de sus utopías.
Además, mientras hacíamos el relato de la pedagogía, no olvidemos que se trataba del surgimiento de una disciplina que nacía junto a la burguesía y al capitalismo, modo de producción  éste en el que estamos inscritos hasta hoy.  Por ello, junto al análisis de la genealogía de su discurso será válido un enfoque desde la “estructura y la súper estructura”, como lo hizo Paulo Freyre, o bien desde el proceso de construcción de una hegemonía, como lo puede pensar Laclau.  Incluso desde la represión, tema que invalida Foucault en su crítica a la por él llamada “hipótesis represiva” de Marcuse sobre la sexualidad en la era victoriana,  en favor de un dispositivo sexual del Poder que genera su propia resistencia que no podrá dominar. A este pensamiento foucaultiano Slavoj Zizek radicalizará  aún más:
(…) el edificio mismo del Poder se escinde desde dentro, es decir, para reproducirse a sí mismo y contener su Otro depende de un exceso inherente que lo constituye (…) el Poder es siempre ya su propia transgresión; si efectivamente funciona, tiene que contar con un agregado obsceno: el gesto de autocensura es consustancial al ejercicio del poder. Por lo tanto no es suficiente decir que la ‘represión’ de un contenido libidinal erotiza retroactivamente el gesto de la ‘represión’; esta ‘erotización’ del poder no es un efecto secundario del ejercicio sobre su objeto, sino que conforma sus cimientos, su ‘delito constitutivo’, el gesto fundante que debe permanecer invisible si el poder pretende funcionar normalmente.[32]
Sería interesante no limitarse a lo que vemos como natural, a saber, la pedagogía comeniana, sino confrontarla con la de Locke, por caso,  y con los modelos de sociedad que cada pedagogía propone.  Como estamos hablando de valores, todos los acercamientos, sean discursivos, sean  subjetivos, sean estructurales,  son legítimos en el área de la pedagogía.
El contraste puede arrojar luz aún sobre el modelo pansófico que se prefirió en Argentina desde siempre. No deja de ser notable que Sarmiento, a quien Oscar Terán ubica del lado del republicanismo[33], haya preferido incorporar maestras metodistas: justamente por el hecho de que su ideal religioso no interferiría en la enseñanza de todo a todos, al contrario enfatizaría ese ideal como virtud.
Cuando valoramos la no positivización de la pedagogía como ciencia, valoramos su carácter de intervención política los que nos autoriza a decir que: hay pedagogías clasistas y excluyentes; hay otras cuyo ideal es inclusivo y democrático.   Queremos enfatizar que aún quienes estamos del lado de una pedagogía para la inclusión, debemos tener en cuenta la “cuestión política” detrás: porque siempre es posible mejorar el estado de las cosas o empeorarlo por necedad.  
Aún a sabiendas de que este modo de producción que nos atraviesa hoy de la mano de la especulación financiera, ha llevado a la exacerbación de la lógica del capitalismo: concentración y exclusión. Así, asistimos a unos fenómenos nuevos como  el multiculturalismo que oculta la evidencia de que hay un vacío de comunidad de pertenencia y de protección, habida cuenta de la caída de los Estados de Bienestar occidentales luego de la implosión de la Unión Soviética.  En síntesis un mundo cada vez más desigual, nos obliga a quienes sostenemos el objetivo de la “igualdad educativa”[34] a entender que ésta es sólo una parte de la igualdad social y que los movimientos educativos progresistas tienen que articularse con los movimientos sociales en los que diferentes sujetos en cuestión inscriben sus demandas, sus identidades, sus diferencias. La movilización de los recursos culturales propios  de cada comunidad y  la obtención del delicado equilibrio entre igualdad y diversidad, deberían ser hoy lo que nos impulse a pensar y soñar el mundo, sea desde Rawls, o desde su crítica más punzante, Judith Butler.
Si he puesto sobre la mesa el tema religioso, es porque hoy en día es un elemento relevante de movilización en nuestras sociedades. Ignorar que ni   los integrismos católicos ni los fundamentalismos estadounidenses jamás pasaron por el iluminismo, como sí lo hizo la Iglesia luterana, es saber muy poco acerca de tramas que fomentan los fanatismos de derechas que enloquecen aún más éste capitalismo tardío.  
Lic. Mario CARDOSO CERUSICO
Alumno del Profesorado Universitario en Cs. Sociales. UNQuilmes.
Legajo 24.128. DNI: 11.897.711


[1] v. ARIES, Philippe, LA INFANCIA, Revista Estudio. Material de la cátedra.
[2] ibid
[3] Op. Cit. . Pág. 3
[4] Op. Cit. Pág. 6
[5] Op. Cit. Pág. 8
[6] Cf.  Pról. de Juan Villorio  al Emilio, o DE LA EDUCACIÓN, Rousseau, Jean-Jaques. Universidad de Veracruz. 2008. Pág. 13
[7] Ibídem Pág. 411
[8] Ibídem Pág. 63
[9] Ibídem Págs. 79 y 80
[10] Ibídem Pág. 156
[11] Rousseau, Op. Cit. Págs. 133 a 136
[12] NARODOWSKY, Mariano. Infancia y poder. La conformación de la pedagogía moderna, Aique Grupo Editor S. A. Noviembre 1994. Digitalización de la cátedra página 3. El resaltado es nuestro. 
[13] Ibídem Pág. 4.
[14] COMENIO, Juan Amós: Didáctica Magna, Séptima Edición 1997 Editorial Porrua. Digitalizado por la cátedra PÁG. 4
[15] V. Narodowski Op. Cit. Pág. 20: “Siguiendo el muy completo y riguroso estudio de Ángelo Gallito (1978) se podrán señalar, por supuesto que muy esquemáticamente, algunas de las características de la obra de Locke en relación a la utopía pansófica, a causa de las cuales la misma es desechada por el filósofo inglés. Al contrario que Comenio, Locke escluye a los niños pobres de la educación escolar y argumenta a favor de reducir la educación de los comerciantes (Gallito, 1978: págs.. 189-196). Su ideal no es en lo absoluto el “enseñar todo a todos”, sino formar al gentleman , sin consideración por la formación de la inmensa mayoría de los hombre (óp. Cit.: 196-204).
[16] Óp. Cit. Pág. 4
[17] Comenio J. A. Pampedia UNED, MADRID, 1992. MATERIAL DE LA CÁTEDRA PÁGS. 4 Y 5
[18] Comenio, Op. Cit. Cap. IX SE DEBE REUNIR EN LAS ESCUELAS A TODA LA JUVENTUD DE UNO Y OTRO SEXO
[19] Comenio, Juan Amós El mundo en imágenes, Porrúa Grupo Editorial. México 1993. Pág. 2 en el texto digitalizado: “Aquí preentamos un novedoso recurso para las escuelas: ¡Las imágenes y la nomenclatura de todas las cosas fundamentales del mundo y de las acciones de en la vida! Procedo a explicar con la brevedad lo que de bueno se puede esperar de esto, para que así puedan los buenos maestros recorrer con sus alumnos este librito (…)
[20] Narodowsky, Mariano Óp. Cit.  Pág. 6
[21] Ibídem
[22] V. Didáctica Magna, Op. Cit. Cap. XXXIII, Pág. 7
[23] Baquero, Ricardo- Narodowsky, Mariano Normatividad y normalidad en pedagogía Revistas alternativas. AÑO IV- N° 6 – 1990 TANDIL. BUENOS AIRES. ARGENTINA. Digitalización de la cátedra, Pág. 5
[25] En español en el original
[26] El subrayado es mío
[27] Baquero, Ricardo- Narodowski, Mariano, Normatividad y normalidad en pedagogía Revistas Alternativas. Universidad Nacional del Centro de la Pcia. De Buenos Aires AÑO IV –N° 6 1990, TANDIL, ARGENTINA
[28] Ibídem Pág. 4
[29] Iibídem
[30] Ibidem Pág. 5. Cita de Foucault de Historia de la sexualidad/la voluntad de saber, Siglo XXI, México 1987.
[31] Ibídem, Pág. 7
[32] conforme Zizek, Slavoj, Multiculturalismo o la lógica cultural del capitalismo multinacional, en Estudios culturales: Reflexiones sobre el multiculturalismo. PAIDÓS. Bs. As. 4ta reimpresión 2008.
[33] refiriéndose a la disputa anglosajona entre republicanismo cívico y liberalismo igualitario, Conforme KYMLICKA Will, Contemporary Political Philosophy: An introduction, Oxford University Press, N York, 2002
[34] Conforme FLECHA, Ramón, Las nuevas desigualdades educativas, en Nuevas perspectivas críticas en educación, Paidós Educador